Leves sonidos.
Voces silenciosas encarnando lo abominable con candorosa ingenuidad.
No son de carne y hueso, pero los trapos cobran vitalidad, latido; y piden el tacto. Extensiones de cuerpos que no son otros más que el mío propio.
Yo me recorto, me descuartizo, pero no hay heridas ni sangre; hay telas, hilos, ojos escondidos bajo trapos viejos. Receptáculos de secretos e historias íntimamente reveladas.
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